La piel ya no es piel,
es cemento.
Mis órganos se asfixian
en si mismos.
He buscado en las recetas caseras
que siempre funcionan,
pero nada.
¡A pico y pala!
Dicen los que entienden,
pero y ¿si me paso
y se me clava el pico?
- ¡Cobarde! ¡Cobarde!
Oigo que alguien grita
¿Será a mi?
En la ferretería me han vendido
un pico y un martillo muy buenos dicen.
No se muy bien como hacerlo.
¿Empiezo por los pies?
Quizás debería empezar por las manos,
¿¡las manos?!
¿Como voy a hacer con las manos?
- ¡Pide ayuda! ¡Pide ayuda!
- ¿Quien dice eso? ¡No voy a pedir ayuda!
- ¡Ha ha Ha Ha ha Ha!
- ¿Porque te ríes?
- Piedra, piedra, piedra,
piedra eres y piedra te quedarás.
“Y picó y picó
y cemento se quitó,
pero no mucho la verdad”
- ¡Pide ayuda! ¡Pide ayuda!
- Está bien ...
Anuncio en el diario:
“ A Y U D A me asfixio por el cemento”
Acuden algunas personas
con historias fabulosas
que compartir.
Una temporada practicando el hábito perdido
de charlar, de escuchar , de experimentar
y en mucho poco tiempo comprimido
aprendí que para este cemento quitar
de una ficticia realidad he de despertar
Y
dejarme amar a mar ama r
sin que la rima me asfixie ...
pero ¿Sabes que?
. . .
Que me asfixia.